"Hijo, tu generación TIENE que levantar al país"


Manuel Rodríguez
02/04/17
El pasado sábado  fuí la marcha y después asistí a la celebración del día del síndrome de Down de  la Fundación Especialmente Amigos, y a pesar de que podría tener unas 100 anecdotas, ninguna se iguala a la que me pasó de regreso a mi casa.

No me gusta conversar mucho con desconocidos, pero al montarme en la camioneta, a mí lado se sentó una señor como cualquier otra. La conversación empezó a partir de una cola kilométrica en Las Mercedes, obligando al chófer a tomar la Autopista Prados Del Este. Así surgió la conversación, y después de unos minutos ya me enteraba que la señora es cristiana, sufre de hemorragias comúnmente y ella se enteró que yo andaba marchando.

La conversación política tomó rumbos al principio predecibles, pero luego se transformó en algo impredecible. " Hijo, tienen que salir a la calle, si yo pudiese lo hiciera, pero no puedo, siempre me paro a las dos de la mañana a orar por venezuela, tú generación tiene que arreglar este desastre".

Hasta ahora eso ya lo he oído, y a pesar de lo común que es, siempre me motiva. Cuando no conozco a alguien, analizo que temas podría tener en común con la persona y hago preguntas dentro de mi zona de confort para no meter la pata, pero con la señora todo se salió de control.

- Ellos se lo llevaron- me dijo la señora-, son como una secta satánica.
-¿Ellos quiénes? ¿Los chavistas? - pregunté con la común duda que acompaña mi vida-.
- Sí, ¿sabes el frente Francisco De Miranda en fuerte Tiuna?
-  - respondí con mucha inseguridad-.
- Ellos le lavaron el cerebro a mí hijo- me respondió con lágrimas en los ojos y continúa-, ya no se puede hablar con él, dos años sin hablar, le lavaron el cerebro, me llegó a preguntar si yo le llegué a dar perrarina de pequeño.

Me incómoda ver a los ojos a las personas, mañas que he ido superando con el tiempo, pero con ella no podía, tenía los ojos llorosos y me hablaba desde el corazón, sentía de verdad su sufrimiento. Creo en Dios, no soy fanático y en ese momento agradecí como nunca que mi familia nunca tuvo ese cáncer en la cabeza llamado chavismo, y que me permiten estudiar y conocer que más que un cáncer, es una plaga.

Lo anterior ya lo sabía, pero nunca me había tocado en persona un relato de una persona cuya ideología le haya destruido su familia.

- Tienes que cuidarte de las juntas, mi hijo ahora consume, son como una secta satánica, rezo todo los días por él. Antes de salir a la calle recita estos salmos ( no los recuerdo, creo que era el 133 y el 121), arrodíllate y pídele a Dios que te proteja, la cosa no está buena-  le dijo ya a un Manuel ya destruido por dentro-.

Al llegar a la mitad de mi camino, ella se baja con casi todos las personas que estaban en la camioneta. Nunca supe su nombre, ella sí el mío. Al bajarse no lo pude evitar, las lágrimas se escaparon de mis ojos. Todo fue perfecto, la historia, el contexto, el viaje, la oscuridad del camino, fue algo que nunca había sentido, algo que no había buscado, y algo que me tomó desprevenido.

Muchas dudas surgieron en mí esta semana,pero si volviese a ver a esa señora le diría " Cuente conmigo, daré mi vida cambiar al país, para que la política no siga destruyendo familia, y para que estás ideologías fracasadas se vayan de mi país".

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