El precio de la fama




21/01/17
Andrea Torres

A veces cuando creemos que algo es perfecto o diferente es muy difícil que alguien logre sacarnos esa creencia. Es difícil que no veas que tener mucho dinero solucionaría todos tus problemas y que a la vez puedas ver que no toda la gente que la tiene es tan feliz como tú quizás lo eres sin esa cantidad de dinero. Lo mismo pasa con la fama, que es un conector a la entrada monetaria y a la sociedad. Ese “trabajo fácil” que todos quieren conseguir.

De ahí viene ese deseo incontrolable de todos los adolescentes, por ejemplo, de ser Dj’s o hacer otros oficios para conseguir que te reconozcan tu esfuerzo con algo que sabes hacer. Reconocimiento social, en la mayoría de los casos, es igual a dinero. Llega un momento donde la gente es capaz de pagar tu talento por el simple hecho de que le gusta.


Cuando creces y te propones ver más allá de tus narices, puedes estar seguro de que ya no vas a pensar que los famosos son las personas más felices del mundo o que tienen la vida totalmente resuelta. Más bien llega un momento donde piensas todo lo contrario.



¿De que sirve ganar millones si no tienes a quien comprarles regalos? ¿De que sirve ganar premios si no tienes a alguien que al llegar a casa te abrace y te felicite? 

Como población, a veces idealizamos a una persona creyendo que es más que nosotros, olvidando incluso que es un ser humano. Llegamos al punto de esconder los errores y dar cualquier excusa para taparlo y dejarlo pasar; pero hasta qué punto ese tapón de la realidad deja de ser para los demás y comienza a ser para nosotros. ¿Hasta qué punto somos vulnerables ante los actos de esa persona que no conocemos realmente? ¿Hasta qué punto la vida de esas personas es realmente de ellos?

Los medios de comunicación se han convertido en los lideres de la masa sobre este sector. Hacen y dicen lo que quieren entre más conveniente sea para su reconocimiento personal y el lugar donde lo publican, sin siquiera pensar en la carrera del perjudicado ni en sus seguidores más fieles. En otras palabras, los medios son los creadores de nuestra crítica hacía esos profesionales, y hasta se puede decir que son dueños de la vida de ellos, dejando su "privacidad" de lado e irrumpiendo su vida en busca de noticias. 


Pero hasta qué punto los artistas no utilizan los medios y lo que se dice de ellos para conseguir la fama que necesitan. En el mundo artístico, llama mucho más la atención del público que salga un artículo hablando de como se droga cualquier artista o como se cayo la modelo tal, a que salga un mismo artículo hablando de los Grammys u Oscars que han conseguido.

La sociedad se contradice. Busca esa persona “perfecta” pero lo vigila hasta que el artista demuestre que tan humano es, en otras palabras, hasta que se equivoque. Una persona normal que consume drogas busca la aprobación de este hecho, aún sabiendo que no es bueno para el. Si este ve que un personaje importante para la sociedad hace lo mismo, ¿quién le puede decir que lo que está haciendo está mal, si equis famoso lo hace y algunos hasta se lo perdonan o celebran?

Aquí es donde nos encontramos entre la espada y la pared, donde una persona puede ser atacada pero a la vez favorecerse de ese ataque para llegarle más a sus seguidores tomando una serie de acciones para ganárselos. En este mundo nos vemos en el juego de “tira la piedra y esconde la mano”, donde si lo ves con otros ojos dejando de lado tu fanatismo, comienzas a pensar si estás siguiendo o tienes de ejemplo a una persona real o a una persona generada por la sociedad y los medios.


La realidad es que una persona que no es dueño de si mismo, no es feliz. Pero a veces se escogen otras cosas antes que la felicidad. 

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