La agonía de los hambrientos
Manuel Rodríguez
24/02/17
Han retornado las protestas por comida, era cuestión de tiempo que pasara. El tiempo sigue pasando y lo que deja de pasar es comida por el estómago del venezolano. Se acerca un período difícil, el Estado es el que asigna las divisas, con divisas se importan los alimentos que hacen subsistir a todos, y en abril el Estado se enfrentará a un pago de deuda muy fuerte, por lo que el futuro no augura nada bueno.
Los saqueos no son nuevos, más bien es lo lógico ante una comida impagable por casi todos, algo hay que comer y en esa desesperación surgen casos como fallecidos por ingerir yuca amarga, que contiene cianuro y acetona, entre otros. Un kilo de yuca dulce cuesta 700 BsF. (la ultima vez que vi), y en Catia llegan a vender hasta 3 kilos de yuca amarga por 800 BsF. La diferencia es tan abismal y la desesperación tan grande que no culpo a la familia, que murió por ingerir este alimento, de tontos y no pensar si era un timo y más con la campaña de concientización que hay en el país sobre este alimento.
Tampoco me pongo la mano en el pecho y veo con desdén esas personas que comen perros callejeros, si estuviese en la posición de hambre extrema, doy por hecho que se me ocurrirían formas no convencionales de supervivencia, porque al fin y al cabo en estos momentos se intenta es sobrevivir.
En la calle ya se oye cuanto tiempo le queda a Maduro, y no es de gran augurio para él, mientras tanto la mayoría de las personas no duermen en la noche, porque les quita el sueño no saber que le darán mañana a sus hijos, a eso le llamo "La agonía de los hambrientos".
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