¿Qué debemos esperar de La Vinotinto?
25/03/2017
Daniel
Terán
Agridulce. Ese ha sido el sabor de boca de todos los
fanáticos de La Vinotinto tras los malos resultados de una eliminatoria que quedará
para el olvido.
20 puntos sería lo que nos dejaría a la puerta del anterior
Mundial en Brasil, tras perder aquel partido decisivo contra Uruguay, que quedó
un puesto arriba. Sin Brasil y con el seleccionado de Farías, que haría
historia en la Copa América previa a las eliminatorias (2011), Venezuela estaba
en presencia la mayor posibilidad en su historia de asistir a la mítica cita.
Sin embargo, fracasó en el intento.
Con una Federación Venezolana de Fútbol en una crisis que
aún no ha sido solventada, Farías deja el cargo. Luego de 10 meses, asume el
“Chita” Sanvicente. Sin tiempo de trabajo, la prueba de fuego era la Copa
América en Chile. Venezuela no respondió y se fue en primera ronda.
Los malos resultados se alargaban, trasladándose el mal
momento a las eliminatorias a Rusia 2018. El equipo no respondía ni física, ni
mental, ni futbolística ni psicológicamente. Los partidos más nefastos de
nuestro seleccionado en los últimos 10 años fueron, en consecuencia, con la
presencia de Sanvicente en el banco. En vista de esta situación, dimitió.
Mientras tanto, los Vinotinto en el exterior daban pasos agigantados.
Salomón Rondón en Inglaterra, Rincón y Josef en Italia, “Juanpi” Añor en
España. Todo parecía proyectar cosas positivas de cara al futuro. Finalmente, y
repitiéndose la misma situación del Chita, fue Dudamel quien agarró el sartén
hirviendo y asumió el mando en 2016, en vísperas de la Copa América Centenario.
Venezuela esperaba algo más. Dudamel, quien había
demostrado sus capacidades en los seleccionados juveniles que incluían citas
mundialistas, formó un grupo de trabajo compacto y competitivo de cara al
próximo reto. La eliminatoria se tomaría vacaciones.
La crisis interna persistía. Esquivel, expresidente de la
Federación, sería arrestado por corrupción. Un fiel y digno reflejo de la
delicada situación que experimenta el Fútbol Venezolano hace años, y que
milagrosamente ha sido maquillada por las actuaciones convincentes del
seleccionado mayor en los últimos tiempos. Aunque, por supuesto, en la etapa
crítica y con malas actuaciones, ni siquiera ellos pudieron levantar la imagen
de nuestro fútbol.
Venezuela termina siendo eliminada de la Copa Centenario en
manos de Argentina, finalista del certamen, luego de hacer una fase de grupos
histórica, con 7 puntos de 9 posibles. Las esperanzas estaban puestas en una
utópica pero posible remontada en las eliminatorias. Dudamel tenía un objetivo:
Rusia.
No fue así. Venezuela no pudo trasladar el buen momento a
la competencia por el cupo al Mundial. Luego de un soberbio partido ante
Argentina, los fantasmas volverían a estar presentes en la mente de los
jugadores. 2-0. Josef y Salomón en un momento fenomenal. Argentina sin ideas y sin
Messi. Mérida estallaba de felicidad. Pero todo acabaría en el 88’ con el
empate de Pratto y el 2-2 definitivo. Las esperanzas quedaban sepultadas.
Transcurrieron varias fechas y Venezuela no levantaría
cabeza. Finalmente, por la jornada 13, Venezuela recibió a Perú en el
Monumental de Maturín. Dudamel y su cuerpo técnico parecía asumir la verdadera
postura que convenía al grupo: trabajar para el siguiente ciclo mundialista.
Algunos meses antes de llegar a esta fecha, Dudamel se
encargó del seleccionado Sub-20 que asistirá al Mundial de Corea, en el mes de
mayo. El seleccionador detectó el verdadero camino del crecimiento para una
futura selección competitiva: trabajar desde la base.
Soteldo, Yangel Herrera, Faríñez. Son alguno de los nombres
que más destacaron y que recibirían su merecida convocatoria en la mayor. Con
las esperanzas perdidas, Dudamel parece trabajar con un grupo dispuesto a
afrontar un objetivo a largo alcance: Catar 2022.
De las juveniles surgieron nombres interesantes que serán
de mucha utilidad. Sumado a esto, en el extranjero se potencia aún más el
talento venezolano, con Añor, Peñaranda, Otero, El “Lobito” Guerra, Otero,
Rincón y Murillo como principales estandartes. Un grupo joven, maduro, talentoso
y soñador.
¿Los resultados llegarán de inmediato? No. Estructuralmente,
el FutVe tiene problemas con raíces muy difíciles de sanar. Las instalaciones
deportivas no parecen ser una prioridad en la situación crítica de nuestro
país, los equipos profesionales se encuentran en una profunda carencia de
calidad institucional que se traslada a su forma de trabajo, instalaciones
deportivas y hasta sus planteles mismos, aunque con excepción en algunos clubes.
La Federación, en la que Laureano González ha sido ratificado como Presidente,
parece tener muchas deudas qué saldar.
Lo único que puede salvar la imagen de nuestro fútbol
parece estar en la Selección. Estamos siendo injustos si, al instante de
sentarnos cómodamente frente a un televisor a ver a la Selección, solo criticamos lo
que está a la vista. Es bastante miope no considerar los estrepitosos y
continuos fallos que tiene nuestro fútbol base. En lugar de esto, criticamos a
jugadores que nada tienen que ver en el desastre administrativo del balompié
venezolano y que dejan la piel en sus clubes para representar a Venezuela,
posteriormente, de manera honorable.
Siento que cuando tengamos un Messi, tendremos el “síndrome
de Messi” que tienen en Argentina. Mientras el mundo lo admira por completo, nosotros
lo defenestramos. Pocos sienten ese agrado, ese júbilo que sienten otros que sí se muestran alegres de que sus compatriotas estén llenos de mucho talento y
éxito fuera del país.
Dudamel lo tiene claro: el tiempo para trabajar a La
Vinotinto es largo, pero exigente. Las eliminatorias de Catar tendrán a un
conjunto Vinotinto maduro, consolidado y muy competitivo. Las actuaciones que
restan por esta eliminatoria, al no competir por nada, son difíciles de jugar, Sin
embargo, están ahí. Dando la cara.
No tengo dudas de que el camino que se le viene a mi
selección es tan arduo como ilusionante. Queda de parte de nuestros jugadores
entender la idea del cuerpo técnico. Queda de parte de Dudamel de saber
consolidar a un grupo de jugadores soñadores. Y de nosotros, los fanáticos, de
apoyar y comprender los procesos del fútbol de una forma menos pasional y más
racional.
De esta forma, no crearemos más expectativas de las que
corresponden. Pero cuando esta Selección dé un golpe en la mesa, no se
sorprendan. Pues aquí habrán leído una premonición de la grandeza que nos
espera.
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