No es un juego

El movimiento estudiantil termina protagonizando la segunda semana de protestas a raíz de las razones menos deseadas: ha caído otro estudiante en la voluntad del régimen; e incluso en su homenaje todavía somos reprimidos.

 "Yo creo que para ellos es un juego" dijo una muchacha el jueves refiriéndose a la PNB, que una vez más, llenó de gas lacrimógeno a Altamira. Para ellos es un juego. Como cuando le pides a ese hermano fastidioso que no te pellizque, entonces te pellizca más. Excepto que estamos pidiendo que no nos maten, así como asesinaron a Juan Pernalete, y no nos están pellizcando, sino lanzándonos las mismas bombas. Y que son nuestros hermanos solo como Caín era hermano de Abel.

En la noche del miércoles que asesinaron a Juan Pablo Pernalete, un grupo de estudiantes de la UCAB se preocupaba por no dejar que ese acontecimiento pasara como cualquier otra cosa que sucede cotidianamente en cualquier país. Y surgió entre ellos una propuesta, que gracias al esfuerzo de tantos estudiantes en propagar la idea, se convirtió en cuestión de horas en un movimiento de más de trecientos estudiantes de luto, rindiendo homenaje a los estudiantes caídos junto a un grupo de sacerdotes de la institución, que se unieron bajo la aprobación inmediata del rector. Una iniciativa que surgió ahí, en la UCAB, en cuestión de horas, pero a la que se le sumaron varias universidades de Caracas.

Luego, los estudiantes de la UCAB se sentaron en los pasillos centrales del plantel, sosteniendo carteles, como una campaña de concientización al resto de los estudiantes que pasaran y los leyeran. No forzaban a nadie a que se les uniera, respetaban el deseo de otros estudiantes de asistir a sus clases. Solo expresaban que ellos no iban a colaborar con la normalización de una circunstancia tal
Sin embargo no faltó quien criticara el acto, tanto antes de verlo, cuando se estaba invitando a sumar esfuerzos, como una u otra persona con su pecho muy inflado, que se pronunció al llegar la tarde. Un texto en particular que criticó el evento, demostró lo que ya sabíamos y veníamos comentando desde el día anterior: la falta de cultura política, que fue el motivo principal por el cual los estudiantes de la iniciativa consideraron que era necesario ese acto simbólico con la intención concientizadora e ilustrativa.

Lo único que señaló de toda la actividad es que sí se podía pasar a clases si esquivabas a los estudiantes, porque solo obstaculizaban, no les impedían realmente el paso. Y que algunos estudiantes se tomaron la ocasión no para el luto sino para tomarse fotos, y que una de ellas era gorda. Y por esas cosas se genera muchas veces una conclusión que recita "es que los venezolanos... Y por eso el país está como está".

Es triste que se tome a juego una iniciativa, y que se malentienda que unos liderazgos negativos, unos que vieron la protesta como un fondo para tomarse fotos, sean los propulsores del evento. Pero más triste es que algunos no vean más allá de eso. Que no vean que los verdaderos líderes estaban asumiendo la actitud más comprometida, porque un árbol que cae hace más ruido que cien que crecen.

Es momento de unidad. Toda la comunidad estudiantil, no solo educación superior, sino también muchos estudiantes de bachillerato de los colegios de clase media se han unido a la lucha. Se han pronunciado con escritos en conjunto manifestando las razones bien analizadas por las cuales están optando por paralizar sus actividades regulares y unirse al cambio por el país. A arriesgarse en la lucha. Porque es una lucha, no es un juego.

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