Intervención militar en Venezuela
Felipe Toro
Los conflictos bélicos se caracterizan
por tener dos elementos fundamentales: una etapa psicológica, y otra material. La etapa psicológica se basa en obtener una
victoria perfecta, es decir, usar el supremo arte de la guerra: someter a tu
enemigo sin la necesidad de luchar.
Las palabras del presidente
de Estados Unidos, donde afirma que no descarta una intervención militar en
Venezuela, no son con el simple hecho de probar las reacciones de los países del
hemisferio, o la respuesta de Venezuela. Son para quebrar al enemigo, para que
se sienta bajo amenaza, para desestabilizarlo en lo interno.
Parte de la guerra psicológica,
se genera del poder de los medios de comunicación como mecanismo de propaganda
para atemorizar. La denuncia que hizo el Nuevo Herald de un posible intento de asesinato
en contra el congresista Marco Rubio por parte de Diosdado Cabello, sería parte
de este guion.
De igual forma, tenemos la
gira del Vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, en Latinoamérica, con el
único tema a tratar: Venezuela. Pence visita a los vecinos de su enemigo para
sembrar las armas psicológicas contra el régimen de Venezuela. En ningún caso
viene a pedir permiso para la posible intervención.
Además, el Director de la
CIA, denuncia la presencia de grupos rusos e iraníes, enemigos directos de
Estados Unidos, y la organización musulmana Hezbollah, catalogada como terrorista;
en Venezuela. Por otra parte, las
denuncias de toda la red de narcotráficos que maneja la cúpula política del país,
hacen a Venezuela una amenaza seria para la región y Estados Unidos.
Todo este juego de desestabilización podría generar: primero, que los militares que están en contra del régimen se nieguen a perder sus vidas defendiendo a un alto mando militar manchado por la corrupción y el narcotráfico, y a un gobierno fallido y terrorista; y tomando en cuenta esto, se levanten, o presionen la salida de la administración de Maduro. Un segundo escenario podría causar que los intereses individuales de la cúpula que ostenta el poder se tornen más importantes que el proyecto político; y al verse amenazadas sus vidas o ver una victoria inminente de su invasor, decidan abandonar el barco, dejando cada vez más sola a la dictadura; o, se presione desde adentro la salida.
Si todo esto no causa la
derrota del oficialismo, creo que es probable que la intervención militar se
lleve a cabo. Primero por la amenaza que representa que un país maneje una red
de narcotráfico y financie el terrorismo islámico; segundo, la guerra con Corea
del Norte es inminente, y para no desviar el foco por tener en el hemisferio un
enemigo en potencia que desestabilice la región, que en un futuro puede ser más
peligroso, y, además, es muy cercano a Estados Unidos. De igual forma, las riquezas
naturales de Venezuela serían de ayuda para una posible guerra con Corea del
Norte, a cambio de la ayuda financiera para recuperar el país.
El peor escenario que se podría
dar es que la intervención se lleve a cabo y los aliados del régimen, Irán,
Rusia y China, financien armamentísticamente a las Fuerzas Armadas. Pero
tomando en cuenta la distancia geográfica y el gasto militar hacen poco
probable esta posibilidad
Las salidas pacificas para
esta situación podrían ser que la MUD exija la renuncia de Nicolás Maduro y la presión
lo haga ceder, que el gobierno adelante las elecciones presidenciales, o que
Juan Manuel Santos, según parece, podría negociar una salida pacífica.
Pero entendamos algo, una intervención
militar no es necesariamente una invasión estilo Siria, Libia o Irak. Tomemos
hechos más recientes, en Honduras, el presidente Zelaya, con la intención de
instalar una Asamblea Constituyente, se efectúa un golpe de estado que fue
apoyado por Estados Unidos. En Panamá, fue un poco más dramático, al ejecutarse
la operación militar, se atacaron las bases militares panameñas, causando miles
de asesinados, pero en su mayoría militares; y al poco tiempo el presidente decidió
entregarse.
Como ciudadano de este país rechazo
una intervención extranjera de cualquier tipo, venga de donde venga. Pero políticamente
y estratégicamente, entiendo los motivos que la causarían.
La guerra ya empezó.
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